sábado, 31 de octubre de 2009

Te lo doy

Son pequeñas palabras sutiles, amargas, calientes y qué más da.
Fue demasiado tiempo. Ese ardor en los pies, que recorta los pasos. Quiero andar descalza, el amor está en cuclillas.

No digamos nada.

Altaneras miradas, pintadas de verde y minuciosas sonrisas
-minuciosas-, que se acercan a tocarme. Porque invento lo que entrego.
Más todo lo que tengo..

Son esas horas, alocadas, que pasan encerradas en una pieza sin luz, contagiadas por nosotros.
Y esa cama, con sábanas de seda, no es más que mi placer.

Ya tengo tus labios, sedientos de amor. Te lo doy. Esbelto rojo, colorado e inconsciente temor, que vaya superando mi atrevimiento, no pienso perder otro roce. Te beso desde aquel día -niña ingenua, con trenzas y sin alma-, te beso hasta mi tumba.

Ignorado glamour

Te busco en derredor
por mis tiempos vacíos
por mi imaginación
Te veo, fantasma, leyéndote
sabiendo lo que se.

Recreo, mil veces,
cuando te cruce en algún cuento, del capítulo seis.
Y te respondo sin piedad:
mis ojos, derretidos de inmensidad,
apagarán la luz
sin fotografiarte.
No quiero detallar aquel contorno,
ya no veas interés.

Fin de juego

ataque absurdo,

derramando estupidez.




viernes, 30 de octubre de 2009

Vuelvo II

Vuelvo al reencuentro con las palabras,
que ya no tiemblan de pudor al ser leídas.
Camino por destinos intransitables, oscuros y sin tinta, para hoy sentarme y enfrentar lo puro de un papel, rellenándolo de vida, dicotomías y colores empapados de pasado.

Vuelvo al reencuentro conmigo misma
.
Con mis pausas y desastres, mi vaivén de alegrías y pesares,
como la monotonía de pies descalzos.
Volví a moverme al ritmo de las olas y junto a mi ancla estancarme en la profundidad y decadencia de aquel mar,
consecuente en mi delirio.

Vuelvo a la necesidad inmensa de besarlo
.
Al despliegue de versos, que se escapan desesperadamente a confesar mi excitación de solo imaginarlo. Y mi lápiz sin punta, no resiste dejar de cantar; por eso lleno de lineas mi pared
y dibujo tus contornos como carátula de mi diario.
Te extraño tanto.

Vuelvo a la soledad de las noches
,
que se mezcla con la sombra de un rincón, creyendo que no siento su aroma;
se camufla entre mis sábanas arrugadas, imaginando que no oigo su silencio.
Convivimos y, a pesar de padecerlo,
no podría desligarme de la belleza de su melancolía.

jueves, 29 de octubre de 2009

10.40

"¿Y qué será de aquellas palabras sumergidas en el mar, que con tanto anhelo esperamos que ericen nuestra piel?

¿Que será de los pasos hundidos en tierra de nadie, que más hundimos para poder correr?

¿O será que las miradas incontrovertibles nos inquietan eternamente?

Quizá el tiempo arrastre sabores.
Y quizá hoy, nos sienta bien sólo el romper de las olas que desesperan por alcanzarnos.


Es que la distancia nos regalará lágrimas,
lágrimas.
Lágrimas.

Pero nada se me ocurrirá antes de extrañarlas.


Sólo son días ansiosos, que juguetearán con nosotros.
Paciencia,
el abrazo será indestructible.
Y mi amor, irreemplazable".

Mi viejo


Rodeando mi cuerpo se encuentra la soledad, insistidora pero a la vez frágil, modesta y sin querer, insoportable. Es evidente, ella vacila, sin necesidad, suspicaz de lo que pueda ocurrir, sabe que no quiero sobrellevarla.

Rotundo malestar se intercepta en el aire, mi vista se nubla temiéndole a la nostalgia, y mis manos no son otra cosa que reticentes al contacto.
Extrañada, con prematuras lágrimas por una distancia cada insostenible, me revuelco por el polvo triste, me tiño de gris y derrito mi encanto.
Se oxidan mis nefastas palabras, que creí indisolubles, eternas. Pero, se las lleva el viento, livianas, para que solo te recuerde, en silencio.
Y así, me escabullo entre lo efímero, no tengo otra alternativa que me alegre más. Intento socorrer al futuro de verte cada día, abrazarte cada noche y menospreciar los minutos perdidos. ¿Qué más da?

Si llegará el día, si va a nacer el encuentro, para no alejarnos más.
Y en ese mundo, no van a existir calamidades que destrocen mi aliento, que quebranten mi voz. Veo ese mundo, no hay desdicha, no hay molestia. ¿Lo sentís?
Vamos a resistirnos al valle de lágrimas de sangre, vamos a desprender los miedos, aferrados como una garrapata a nuestra piel, y, sin tener que callarnos, perpetuarán las sonrisas más consecuentes.

Te haré feliz, con intención animada de hacerlo. Y finalmente, aceptaré lo difícil que es vivir, pero lo bien que sabe haberte podido querer.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Roces de Julio


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.


Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.

martes, 20 de octubre de 2009

Roces


Quiero morder tus virtuosos labios, rojos ceniza, con su sabor puro.
Quiero besarlos.
Quiero juguetear, acariciarlos y hacer de ellos mi pensamiento más exótico. Quiero darme placer con su roce, quiero amor, solo cuando se acerquen. Quiero contemplarlos y gritar al verlos. Quiero un beso que absorba mi razón, que desvíe mis ideas, que moleste mi tranquilidad.
Quiero su contacto y caer al vacío, olvidarme de que existo, marcar su contorno con pudor. Volverme loca al descubrir su lengua, hablarle cerca, naufragar por su mar. Voy a glorificar sus formas, con furia deshacerlas, ahogarme en su dulzura.
Quiero besarte sin piedad, mil veces, sin parar. Con besos escandalosos, perdidos, dolorosos, inoportunos, brutos o delicados. Y son aquellos besos...Quiero morder tus virtuosos labios.

Desquiciado Arte



El arte de tus dedos, que acarician la belleza de lo infame.
El arte de tu boca, que besa lo insolente de mi risa.
El arte maestro, de saber que eres aquel. Ese que hace infinitas sorpresas del tiempo.


Ese arte de tus palabras, que enamoran cada silbido de los pajaros, en las tormentas desacostumbras.
Y el estrépito de tu respiración, que aturde al silencio.
Ese arte de hacer el amor..


Amo el pequeño milagro de miradas entrelazadas, de esa necesaria telepatía.
No voy a abstenerme, ni en el absorto cielo, ni ese pensado infierno;
como tampoco en las calles de los rumores, en la pieza más oscura y durante los esquizofrénicos ruidos, al arte de mirarte.

Vuelvo I


Vuelvo a la versatilidad de las letras que, en ocasiones, derrumban lo melódico de recuerdos inmutables y la vehemencia, casi inadmisible,

de aquellos abrazos.
Aunque alivian/escupen los desgarradores pensamientos que evocan rostros, con el tiempo, lejanos

y vacían el arsenal de momentos solitarios.
Sé que me expongo al sacrilegio de besos emparentados o la preponderancia de sabores amargos que sacrificaron noches de placer.
Y se que vuelvo. Es la necedad de la ciclotimia y la imputabilidad de extrañarnos desesperadamente,

donde ya no me abstengo de escribirte.
Pero da igual,

no es más que la oscilación entre estampas de lo vivido.