miércoles, 28 de julio de 2010

Mojando melodías

Bendito mar, sacía mis ganas desesperadas de saber dónde estás cuando irrumpe tu alma.
Bendito mar que culmina en el irrevoclable recuerdo, evocándote en este sangrar de tu ausencia.
Bendito mar en el que confluyen las lagrimas sin presagio, el titubeo de una sonrisa, la resistencia a una última vez.

Que bendición es sentir que las olas me acunan, desmenuzando mi vida, para volver a palpar que acobijas mi presente.